sábado, noviembre 20, 2010

E A T: “Las escuelas no están preparadas”

Ricardo Cersósimo es médico del Servicio de Neurología del hospital Garrahan de Buenos Aires Ayer, brindó una charla en el Hospital Público Materno Infantil sobre trastornos del aprendizaje por déficit de atención e hiperactividad. Al ser consultado sobre la actitud de la docente que ató a dos chicos porque supuestamente no se quedaban quietos, dijo que son reacciones equivocadas. Agregó que la escuela no está preparada para los chicos con trastorno de hiperactividad.

En Salta dos niños fueron encintados a una silla por una docente, ya que supuestamente eran inquietos. Si bien no se sabe si los alumnos son hiperquinéticos, ¿cómo se de evitar caer en esas reacciones?

Es importante tener un diagnóstico correcto. Del 3% al 5% de los niños en edad escolar tienen este trastorno. El manejo es interdisciplinario. Médicos, psicólogos, psicopedagogos, maestros y la familia deben entender el mismo diagnóstico.

¿Por qué un niño es hiperquinético?

Es una cuestión genética. Se nace con esa predisposición y se manifiesta en la edad escolar. No todos los chicos tienen este cuadro. En general es leve, con un adecuado abordaje y tratamiento se supera. No sé si los dos chicos tienen este diagnóstico.

¿Cómo deben actuar los docentes?

Tratando de darle un lugar en la escuela: sentarlo cerca de la maestra; lejos de factores de distracción, como una ventana; no permitirles que se sienten atrás de todos. También pueden ubicarlo con un compañero de banco para que sea como un tutor. Existen varias recomendaciones que el médico y el psicólogo pueden darle a la maestra. También es cierto que las escuelas no están preparadas para esta situación, están superpobladas de niños. En situación grupal estos niños empeoran. Se puede malentender esta situación y tomar conductas equivocadas. En las escuelas debe existir un acompañamiento en serio.

¿Cuáles son las consecuencias de no hacer un tratamiento?

En general va asociado con problemas de aprendizaje y dificultades en el lenguaje. Siempre hablo del trastorno de atención con hiperactividad.

¿Qué otros síntomas despierta?

Es una tríada: desatención, hiperactividad e impulsividad.

La violencia no es solución...

Más allá de la hiperquinecia o en cualquier otra situación, son formas equivocadas de manejar la situación.


“Las escuelas no están preparadas”

E A T: Entrevista a Pablo Pineda durante el rodaje de 'Yo También'

miércoles, noviembre 17, 2010

E A T: Columna de Educación del programa Uno nunca sabe. Radio AM 750. Buenos Aires

Justicia Curricular
Gabriel Brener[I]
Hace apenas una década cuando nuestro país se prendía fuego, nadie hubiese imaginado que en 2011 existiría la posibilidad concreta que nuestro Congreso pueda debatir una ley para que los trabajadores participen en las ganancias de las empresas.
Sin dudas, el escenario ha cambiado.
Se trata de una cuestión  que se vincula a la distribución de la riqueza, en este caso de los empresarios. Distribución, término que parecía en vías de extinción en un diccionario mundial en que lo más natural se llama concentración (del poder económico, político, mediático, etc.) Bien vale recordar que habitamos el continente más desigual del globo, en el que casi todo lo tienen muy pocos y la gran mayoría lo mira por TV.  Nuestro país, en el último cuarto del siglo XX ha sido escenario de las más profundas desigualdades económicas, políticas, sociales de las que tengamos memoria.
Esta columna que de educación se trata  intenta poner de relieve que, así como existen desigualdades en la distribución de bienes materiales (trabajo, vivienda, salud, etc.) también  existe una repartija despareja de los bienes simbólicos (educación, cultura, arte, etc.).  La educación, y en especial, la escuela, por sí sola no puede modificar la injusta distribución de la riqueza, al menos las del primer tipo, de los bienes materiales. Lo que si puede y debe  hacer la escuela es involucrarse con la distribución de conocimientos en la sociedad.  Y no me refiero solo a cuánto tiene que distribuir, ya que sería meterse en asuntos cuantitativos que, aunque son importantes, como los 180 días de clases, esquivan el bulto a lo que, según mi parecer, es aun más relevante. No se trata solo de cuanta educación distribuir y en cuantos días, sino especialmente qué distribuir y cómo se lo reparte. Y aquí me refiero a lo que en educación se llama currículum, pero no en el sentido de un plan de estudios sino en referencia a los conocimientos (o contenidos) que se seleccionan para transmitir en las escuelas. Bien vale aclararles a distraídos ocasionales que la escuela no enseña conocimiento neutro, del mismo modo que ningún diario ofrece noticia neutra, siempre se toma una posición, aunque uno sea consciente o no de ello. Aunque se alardee con la independencia, nadie puede ser independiente de sus propias convicciones, lo que es más probable es el intento por querer disimularlas,  o por aparentar neutralidad.
Un educador de nombre Connell escribió un muy valioso libro que se llama “Escuelas y justicia social”, en el que sostiene que  “la educación es un proceso social en el que el “cuanto” no se puede separar del “qué”. Existe un nexo ineludible entre distribución y contenido”.[1] 
Frente a tantas desigualdades, me  interesa pensar el asunto en términos de justicia social, que en clave educativa diremos justicia curricular  y tomaremos prestado de Connell uno de los principios básicos que la definen: enseñar ciertos temas o contenidos desde la perspectiva de los más desfavorecidos.  Será cuestión entonces que las políticas educativas, las escuelas, las y los  docentes  enseñen privilegiando este principio. Enseñar la economía desde la perspectiva de los más pobres, no de los ricos, partir de la experiencia de las empresas recuperadas por sus trabajadores, todo un símbolo de la Argentina devastada por la oleada neoliberal. Podremos enseñar cuestiones de género priorizando la posición de las mujeres, o abordar temas de sexualidad partiendo de la situación de los homosexuales, o  quizás poner a debatir cuestiones raciales  o territoriales  desde el lugar de los indígenas.
Si de educar se trata, suele suceder con frecuencia, que los saberes que más cotizan en el mercado son altos, rubios, de ojos celestes y  hablan el inglés.  Será cuestión de dar batalla cultural a dichas cotizaciones, de la mano de otras verdades, en sintonía con aquello que cada tanto nos recuerda Lito Nebia, “si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia, quien quiera  oír que oiga”…
Síntoma saludable para nuestra sociedad que pueda debatirse sobre la participación en las ganancias, de los trabajadores en las empresas, de  pluralidad de voces en los medios, de los menos favorecidos en la distribución del conocimiento socialmente necesario,  para ser un país más justo, libre y respetuoso.


[1] R.W.Connell “Escuelas y justicia social” pág. 27,  Editorial  Morata. Madrid, 1997


[I] Columna de Educación del programa Uno nunca sabe, del miércoles 17 de Noviembre de 2010.Radio AM 750.Buenos Aires. Argentina.
Gabriel Brener es Lic. Educación UBA. Especialista en gestión y conducción del sistema educativo y sus instituciones FLACSO. Capacitador y asesor de docentes y directivos de  escuelas. Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha” 2009  Ed. Miño y Dávila Bs As.

martes, noviembre 16, 2010

E A T: Columna de educación del programa “Uno nunca sabe” por el Lic. Gabriel Brener

Sobre los más chicos
Por Gabriel Brener *

Ayer (09/11/10) publicó el diario Tiempo Argentino, en contraste con el silencio de muchos medios, la noticia sobre un niño, de apellido Ferreyra, de tan solo 6 años, que está internado en terapia intensiva por contraer un cáncer fruto del trabajo ilegal en un criadero del establecimiento La Mimosa III, de la empresa avícola Nuestra Huella SA en Capilla del Señor.
Hace algunos días Ferreyra, el joven asesinado por la mafia sindical. Hoy, Ferreyra, un niño que agoniza, un chico que trabajaba desde los 4 años recogiendo huevos en un establecimiento donde se fumiga con agrotóxicos.
Trágica coincidencia de apellido, que nos permite abordar un tema tan relevante como la infancia, en la medida que se trata de un analizador de nuestra sociedad. En tanto pone al descubierto o de manifiesto, los modos en que nos construimos (o destruimos) como sociedad, el lugar de los adultos y las apuestas que hacemos.
Si bien con infancia se alude a una etapa de la vida humana, bien vale volver sobre esta noción y desnaturalizarla, es decir, comprender que no es algo que viene dado, o que no tiene nada de natural o de universal, sino que a la infancia se la atraviesa de acuerdo al momento histórico que se viva y en especial a las condiciones económicas, políticas y sociales del contexto.
Suele verse la infancia como algo único, homogéneo.
Por ello me interesa hablar de Infancias en plural, hay múltiples modos de transitar las infancias. Y en clave educativa bien vale esta idea para pensar la niñez, la noción o idea de alumno como algo que puede expresarse de muchas maneras.
La del niño Ferreyra refiere a un tipo de infancia, la de un niño explotado, que se debate entre vivir y morir a los 6 años, por la explotación ilegal. En una sociedad tan desigual como la nuestra
niños que cartonean con sus padres
niños digitales, expertos con “la plei” y ávidos de consumo
niños que transitan la escuela pública
niños que van a la privada
niños adultizados
niños y niñas, estas últimas muchas veces ninguneadas por su condición de genero
niños etcéteras…

Hay muchas formas de transitar las infancias, del mismo modo que múltiples maneras de ser adultos, de construir autoridades.
Muchas veces los medios de comunicación portan un discurso clasemediero del niño tipo, de una única infancia, entonces se la interpela (sin aclararlo) desde ese punto de vista. Minimizando otras, a veces haciéndolas invisibles, otras amenazantes. En general suele ser la perspectiva del mercado, de la publicidad, que solo persigue ganancias, que instala verdades reveladas.
Discursos que suelen circular también por las escuelas, las familias, u otros ámbitos.
Hace un tiempo leí algo en relación a la toma de decisiones de quienes se dedican a planificar el mercado. Un dato revelador. Un especialista en marketing explicaba que la altura promedio en que se debían ubicar los productos en las góndolas de los supermercados en los años 80 era de 1,60, estatura promedio de las amas de casa, en cambio en los 90 bajó a 0,90. Cosa de estar a la altura de los chicos. (1)
Los niños como sujetos de consumo. Hay algo interesante en torno a la televisión. Hace algunas décadas, TV de poco canales, de la mesa familiar, pero hace rato que es una TV de cientos de canales, de diversos colores y gustos, claro que pagando, como casi todo.
Pero me parece necesario no demonizar ni a la Tele, ni al mercado, sino poder comprender que los chicos hoy se forman activamente en sintonía con todo esto. A veces algunas posturas defensivas, que tenemos los adultos, tienden a cargarle todas las culpas a la TV y el consumo, impidiendo mirar otras cosas.
El problema no son las maquinas sino el maquinismo. El problema no es la TV, ni el mercado, sino los valores o patrones asociados a ellos, que guionizan u orientan la vida de los chicos, aquello que hay que comprar, como hay que vestirse, o a qué parecerse…

Tenemos muchos desafíos como adultos en torno a los más pequeños, pero quizás algo a destacar es que tenemos que hacerles un mejor lugar en nuestra sociedad, garantizarles todos sus derechos, cuidándolos, enseñándoles, siendo responsables por ellos y ante ellos.

(1) Ampliar en http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=504580

Columna de Educación del 10 de Noviembre de 2010, en el programa Uno nunca sabe, en la Radio AM 750.
* Gabriel Brener es Lic. Educación UBA. Capacitador y asesor de docentes y directivos de escuelas. Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha” 2009 Ed. Miño y Dávila Bs As.