de amor sin temor de ser llamado blandengue, o meloso, acientífico
si es que no anticientífico. Es preciso atreverse para decir
científicamente, y no blablablantemente, que estudiamos,
aprendemos, enseñamos y conocemos con nuestro cuerpo entero.
Con los sentimientos, con las emociones, con los deseos, con los
miedos, con las dudas, con la pasión y también con la razón crítica.
Jamás sólo con esta última(...) para jamás dicotomizar lo
cognoscitivo de lo emocional. Es preciso atreverse para quedarse o
permanecer enseñando por largo tiempo en las condiciones que
conocemos, mal pagados, sin ser respetados y resistiendo el riesgo
de caer vencidos por el cinismo. Es preciso atreverse, aprender a
atreverse, para decir no a la burocratización de la mente a la que nos
exponemos diariamente”
Freire, Paulo. Cartas a quien pretende enseñar, Editorial Siglo XXI, México 1996, pág. 10
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